domingo, 25 de diciembre de 2011

El Camino

Apóstol SantiagoPara entender las peregrinaciones medievales a Santiago de Compostela, hay que partir de la tradición  y la leyenda que habla de la labor evangelizadora del santo en tierras de la Hispania romana. Tras la muerte de Jesucristo, Santiago el Mayor, hijo de Zebedeo, continúa su labor apostólica en Jerusalén. Luego pudo embarcar hasta alcanzar algún puerto de Andalucía en algun barco que comunicase comercialmente Hispania con Palestina.
Su misión comenzaría en el sur de Hispania para luego desplazarse al norte por tierras portuguesas (Coimbra, Braga, etc.) llegando hasta Iria Flavia, ya en Galicia. Después se dirigiría hacia el este de la península (Lugo, Astorga, Zaragoza y Valencia) para partir, de nuevo, hacia Palestina, desde la costa española.
A su llegada a Palestina y tras incumplir la prohibición de predicar el cristianismo fue decapitado en tiempos de Herodes Agripa. Según la tradición, su cadáver fue robado por los discípulos Atanasio y Teodoro y llevado en barco de nuevo a tierras españolas, en concreto a Iria Flavia (cerca de la actual Padrón).

La tradición prosigue con el difícil viaje del cuerpo de Santiago transportado en carro hasta el bosque de Libredón, lugar en que los bueyes se negaron a continuar. Este hecho debió ser tomado como una señal y elegido como lugar de enterramiento.


Para entender el largo viaje emprendido por sus discípulos desde Palestina a las costas gallegas para dar sepultura al cuerpo de su maestro, hay que entender las afirmaciones de San Jerónimo que ratifica que fue establecido, al disponerse la salida de los Apóstoles a predicar hacia todos los rumbos que al morir cada uno descansaría en la provincia dónde había predicado el Evangelio.
En el Breviario de los Apóstoles, de finales del siglo VI, se habla de la predicación de Santiago en España y su enterramiento en el Arca Marmárica. La tradición se encarga de difundirlo y en la segunda mitad del siglo VII, Beda el Venerable describe con precisión la localización exacta del cuerpo del Apóstol en Galicia.

Aunque la invasión árabe y los cambios políticos, sociales y religiosos que acarrearon en el país, silencian durante un tiempo la tradición jacobea en España, a finales del siglo VIII resurge de la mano del Beato de Liébana que escribe:¡Oh Apóstol, dignísimo y santísimo,cabeza refulgente y dorada de España, defensor poderoso y Patrono nuestro.

Descubimiento del sepulcro en tiempos de Alfonso II El Casto

Tras la batalla de Covadonga, se asienta en Asturias un pequeño reino que intenta recuperar el ideal unificador de la monarquía hispanovisigoda.  Iglesia de San Tirso. OviedoUno de los principales monarcas de este periodo fue Alfonso II El Casto que reinó entre el año 791 y el 842. Estableció la capital en Oviedo a la que dotó de numerosos edificios y construyó numerosas iglesias (Cámara Santa, San Tirso, San Julián de los Prados...) y palacios, tratando de imitar el antiguo esplendor del Toledo visigodo. Su gran logro fue consolidar la resistencia al poder musulmán de Al-Andalus. Durante sus reinado se produce el pesunto descubrimiento de la tumba del Apóstol .

Cuenta la Concordia de Antealtares (1077), que  un ermitaño llamado «Pelayo» que vivía en Solovio en el bosque de Libredón vio durante las noches resplandores. Informó del hallazgo a Teodomiro, obispo de Iria Flavia que fue y encontró que esa luz revelaba el lugar donde estaba enterrada el Arca Marmárea. En el sepulcro pétreo reposaban tres cuerpos, atribuyéndolos a Santiago el Mayor y sus discípulos Teodoro y Anastasio.

Teodomiro visita la corte de Alfonso para informarle. El rey organiza un viaje a este lugar y al llegar al citado "Campo de Estrellas" (Compostela) manda la construcción de una pequeña iglesia de estilo asturiano, que ha sido constatada por las excavaciones. Teodomiro traslada la sede episcopal a este lugar y muere en el año 847 (en las excavaciones arqueológicas ha aparecido su lauda sepulcral). Queda establecida así la tumba del apóstol en aquel lugar, punto situado en el extremo occidental de Europa. El camino a Finisterre era indicado desde cualquier lugar de Europa por las estrellas de la «Vía Láctea». (desde antiguo se creía que allí se acababa el mundo)  Posiblemente estos hechos geográficos y astronómicos ayudaron a reforzar el magnetismo.

Con el enorme prestigio que proporciona la presencia de las reliquias de Santiago el Mayor, discípulo preferido de Jesús, los reyes astures y leoneses de forma rápida y hábil aprovechan para consolidar su reino en oposición a Al-Andalus y para darse a conocer al resto de la Cristiandad. Se hace de Santiago el abanderado de los ejércitos cristianos en las contiendas militares y se crea la leyenda de la intervención gloriosa del apóstol en la más que dudosa batalla de Clavijo. Desde entonces, los ejércitos cristianos entran en batalla con el grito: "Santiago y cierra España". En el 899 Alfonso III, El Magno, consagra una nueva catedral de mayores dimensiones y arte que la levantada por Alfonso II. Un siglo más tarde, en el año 977 Almanzor destruye Santiago -aunque respeta la tumba- a sabiendas que se trataba del centro espiritual del enemigo.
El apogeo del Camino en el románico
La orden de Cluny se hace eco del prestigio de Compostela y en el siglo XI promueve las peregrinaciones; a cambio los reyes hacen generosas donaciones a sus monasterios.
A lo largo del siglo XI la afluencia de peregrinos se intensifica y comienza la organización de los reyes para facilitar el tránsito: puentes y hospitales y establecese una ruta principal con sus respectivas estaciones (Camino Francés).En el 1073 se inicia la construcción del tercer templo consecutivo sobre la tumba del apóstol, bajo mandato del obispo Peláez. Será la gran catedral románica que conocemos: un magnífico templo del "románico de peregrinación".

El definitivo espaldarazo a la gran ruta de los siglo XII y XIII es la concesión desde Roma de los Años Santos Compostelanos, con la posibilidad de que los peregrinos obtengan la indulgencia. La Bula Regis Aeterni concedida por el Papa Alejandro III en 1179, confirma el privilegio concedido por el papa Calixto II en el año 1120 por lo que serán Años Santos o  Jubilares todos los que el día 25 de Julio (día de Santiago) coincida en domingo.
Las condiciones para ganar el jubileo son las siguientes: Visitar en Año Santo la Catedral de Compostela donde se guarda la Tumba de Santiago; rezar alguna oración o recibir los Sacramentos de la Penitencia y la Comunión, dentro del período comprendido entre los quince días anteriores y posteriores a la visita a Compostela.


En 1139 Aymeric Picaud lleva a Santiago su "Guía del Peregrino" denominado Codex Calixtinus atribuido por los monjes de Cluny al Papa Calixto II, de ahí su nombre. En él se describe el Camino de Santiago y se dan consejos describiendo también el recorrido, sus lugares y gentes. Es la época de esplendor del Camino. Miles de peregrinos de Europa van hacia el fin del mundo conocido con su bastón y su calabaza-cantimplora. La vieira o venera conseguida en Compostela acreditará, al regreso, el éxito de la aventura.

Declive
A partir de la peste negra en el siglo XIV las peregrinaciones se ven seriamente disminuidas. Doscientos años después, la aparición del Protestantismo es otro golpe al Camino pues el mismo Lutero disuade a sus seguidores de viajar hasta su tumba con palabras como: «... o sea, que no se sabe si allí yace Santiago o bien un perro o un caballo muerto...»
El arzobispo de Santiago en 1587-1602, Don Juan de Sanclemente y Torquemada, ante la amenaza del corsario Francis Drake ocultó sus restos llevándose el secreto a la tumba. Éste y otros motivos consiguen que durante los siguientes dos siglos las peregrinaciones entran en una atonía tal que según cuentan las crónicas, el 25 de julio de 1867 tan solo habían acudido a Compostela unas pocas decenas de peregrinos.

Resurgir
El arzobispo Payá Rico descubre los restos del apóstol en 1879 y se apresta a la aprobación de la autenticidad de las reliquias, que consigue de las autoridades eclesiásticas de la época y que ratifica el propio Papa León XIII en su Bula Deus Omnipotens.
Es el último cuarto del siglo XX cuando se produce el resurgir de las peregrinaciones a Santiago. La ruta jacobea se ha ganado su prestigio actual gracias a su valor cultural y  espiritual. En 1993 el Camino de Santiago fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

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